Tras el reciente salto del dólar a casi $1.400, las grandes empresas de consumo masivo ya han enviado listas de precios con fuertes aumentos, que se verán reflejados en las góndolas a partir de la próxima semana, afectando directamente al poder de compra
La reciente y fuerte subida del dólar ha generado un efecto dominó que ya se empieza a sentir en el sector de consumo masivo en Argentina. Grandes empresas de alimentos, bebidas y productos de higiene han reaccionado de inmediato, enviando a los supermercados y comercios nuevas listas de precios que incluyen aumentos de hasta el **8%**. Esta remarcación es una respuesta directa a la depreciación del peso, que solo en el mes de julio experimentó una subida del 13%.
Un Golpe Directo al Consumo
La subida de precios, que se espera sea visible en las góndolas a partir de la próxima semana, coincide con el momento en que los hogares comienzan a cobrar sus salarios. Esto genera una gran preocupación, ya que el poder de compra se verá afectado justo cuando el consumo, en algunos rubros, mostraba leves signos de recuperación.
Empresas de la talla de Unilever, Mondelez y SC Johnson se encuentran entre las que ya han ajustado sus valores. Aunque el sector comercial intenta negociar para que los aumentos se moderen a un 5%, la decisión de las alimenticias parece firme, argumentando que es inevitable para mantener sus márgenes de rentabilidad frente a la inestabilidad cambiaria.
Medidas del Gobierno y Preocupación por la Inflación
En este contexto, el gobierno y el Banco Central se han visto obligados a tomar cartas en el asunto para intentar contener el impacto inflacionario. El Banco Central ha aumentado los encajes bancarios, buscando absorber una cantidad significativa de pesos del mercado y, así, disminuir la presión sobre la divisa. Sin embargo, el traslado de la subida del dólar a los precios de los productos de primera necesidad ya es una realidad.
La situación genera una gran incertidumbre en la economía y en el día a día de las familias. La subida del dólar blue no solo es un indicador de la volatilidad, sino que se traduce directamente en un encarecimiento de la vida, afectando a la economía doméstica y a las perspectivas de estabilidad para el futuro cercano.